Mar en calma.
Con energía
desafiante asume el reto
de entender la sabiduría
inmortal de quedarse quieto.
Más allá de pena y de goce,
infinitud en que te enrolas,
el corazón, al fin, conoce
la ciencia de no tener olas.
Carlos Bousoño
Aiinnsss...que ganas hay ya de volver a verlo Pili. Si todo va bien en un mes volvemos;)
ResponderEliminarUn beso.
¡Cómo me encantaría poder pasear en esa playa!
ResponderEliminarVer tus tomas es como ver la primavera y lo que se viene, bonitas como siempre un abrazo.
ResponderEliminarQue seria del mar sin olas, que sería de nuestro corazón sin ese vaivén melódico que producen las emociones?
ResponderEliminarLas imágenes deliciosas, pero el poema me cautivó de igual modo.
Siempre das en el punto exacto de la delicadeza del arte.
Perdón por la tardanza en volver, la gripe me tuvo retenida.
Besos mediterráneos.
Pues yo creo que el corazón si tiene olas y nos lleva en un continuo vaivén.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ya empieza a apetecer en reencuentro con el mar, toda vez que empiezan a suavizar las temperaturas.
ResponderEliminarBuenas Fotos.-
Buena sucesión de planos, con el mar como protagonista dinámico y evocador.
ResponderEliminarAbrazo.
Que reportaje tan bonito, Pili. Y Pili, que bonito que es el Mar en calma verdad?
ResponderEliminarUn abrazo.