Miro la espuma, su delicadeza...
... como quien mira una sonrisa, aquella
por la que da su vida y le es fatiga y amparo ...
... miro ahora la modesta espuma.
Es el momento bronco y bello
del uso, el roce, el acto de la entrega
creándola. El dolor encarcelado
del mar, se salva en fibra tan ligera ...
... como en tierra la flor, nace la espuma.
Y es en ella, en su madeja,
donde el mar cobra ser ...
... me asomo ahora, cuando la marea
sube, y allí naufrago ...
... allí me ahogo
muy silenciosamente, con entera
aceptación, ileso, renovado
en las espumas imperecederas.
Claudio Rodríguez