Sentía a la vez alegría y profundo terror; pero fui en pos de ella deslumbrada,
y la seguí hasta el bosque, viéndola marchar siempre delante
y sin alcanzarla jamás, ni tocar siquiera la orla de
su vaporoso y blanco vestido […]
Río Verdugo |
Ignoro el tiempo que pude andar corriendo desatentada
y jadeante tras de su sombra…
Rosalía de Castro
Lo siento pero tengo que reconocerte que me has dado envidia amiga mía, que preciosidad de tomas y lugar, una maravilla para los sentidos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo no persigo nada, me quedo en este precioso entorno. Magníficas amiga.
ResponderEliminarbesos
El texto me recuerda a una historia de amor, en donde persigues un objetivo que crece a medida que te adentras en ese fabuloso bosquecillo... la busqueda incansable de realizar tus sueños. Buscar un amor perdido en la mente, que rara vez coincide con la realidad, y en donde se presagia buenas sensaciones. Es un texto muy pero muy bonito, y la primera foto maravillosa para la ocasión, fabulosa entrada.
ResponderEliminarUn bico y buen finde, Feliz San Valentin
Jo, qué bonito paisaje! Quién estubiera ahí en estos momentos... ^^ Y a medida que iba leyendo sentía como si ese parje fuera un paraíso inalcanzable.
ResponderEliminarUn abrazo y pasate cuando quieras :3
El lugar es precioso, me encanta tan solo imaginarme estar por allí dando un paseo, un abrazo y feliz día.
ResponderEliminarNo importa el tiempo que se tarda...cuando se llega a estos lugares y nos regalan estas vistas.
ResponderEliminarPor aquí tenemos muchos así pero cuesta mucho llegar a ellos.
Un beso
Preciosa la luz que transmiten las imágenes.
ResponderEliminarEnya, Rosalía y esas fotos. ¡Qué buena combinación!
ResponderEliminarMe voy aquedar en este idílico lugar un ratito; es muy acogedor.
ResponderEliminarBesitos, Atenea.
Una palabra: paz.
ResponderEliminarUn beso.